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―¿Acaso no eres tú el rey de Israel? —le preguntó Jezabel—. Levántate y come, y no te preocupes más acerca de ello. Yo te daré ese viñedo de Nabot.

Entonces escribió una carta en nombre de Acab, le puso el sello y la envió a los dirigentes de Jezrel, la ciudad en que vivía Nabot. En la carta les decía:

«Convoquen a todos los ciudadanos para que se reúnan a ayunar y orar. También citen a Nabot,

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